Lun. Sep 9th, 2024

Lamentablemente, no podemos ofrecerte una respuesta específica a esta pregunta, ya que el comportamiento de los perros puede verse influenciado por diferentes factores ambientales e inherentes a su propio organismo. Si tu perro está inquieto y no para de moverse, tendrás que prestar atención a sus conductas, a su estilo de vida y a su entorno para intentar identificar la causa de este problema.

Para ayudarte en este proceso, a continuación resumiremos los motivos más comunes por los que los perros se muestran inquietos y tienden a moverse por toda la casa. Así mismo, recuerda que buscar ayuda profesional de un veterinario siempre es la mejor alternativa cuando tu mejor amigo presenta cualquier síntoma de dolor o enfermedades.

Dolor

El dolor puede hacer que los perros lleven a cabo una serie de conductas inusuales o incluso que cambien significativamente su carácter. Algunos de los síntomas más evidentes del dolor en los perros son la reducción de la energía y del interés por realizar sus actividades cotidianas (jugar, pasear, etc.) y la tendencia a esconderse o alejarse para evitar ser tocados, ya que ello incrementa su malestar. Si percibes que tu peludo está teniendo estos comportamientos, no dudes en llevarlo inmediatamente al veterinario para proveerle los cuidados necesarios.

El dolor en los perros puede ocurrir como consecuencia de un traumatismo (una caída, un golpe o un accidente), pero también es un síntoma común de enfermedades crónicas o degenerativas, como la displasia de cadera y de codo. Además, el envejecimiento hace que nuestros mejores amigos sean más vulnerables al dolor, que frecuentemente está asociado a patologías comunes en perros mayores, como la osteoartritis y la artrosis.

En la última etapa de sus vidas, nuestros peludos también van perdiendo sus capacidades sensoriales y se tornan más susceptibles a afecciones neurodegenerativas, como es el caso del síndrome de disfunción cognitiva, más conocido como Alzheimer o demencia senil en perros, cuyos principales síntomas se manifiestan a través de cambios en el comportamiento habitual del peludo. En estos casos, los perros pueden realizar conductas extrañas, mostrarse más inquietos o nerviosos, o incluso reaccionar de forma exagerada o negativa ante estímulos de su entorno.

Si convives con un perro sénior, no dejes de echar un vistazo a nuestra guía completa de cuidados para perros mayores, donde encontrarás los mejores consejos para aliviar el dolor, fortalecer su sistema inmunológico y prevenir problemas de comportamiento.

Por todo lo anterior, el dolor suele ser la causa más habitual cuando se observa al perro muy nervioso de repente y llorando, ya sea adulto o anciano.

Trastornos neurológicos

Además de las enfermedades que provocan dolor, hay algunos trastornos neurológicos que pueden producir alteraciones en el comportamiento de tu peludo. Por ejemplo, el síndrome vestibular en perros impacta directamente en la capacidad de orientación espacial y equilibrio de los perros, haciendo que parezcan desorientados, tengan mareos o vértigo y realicen ciertas conductas inusuales, como andar en círculos o caminar con la cabeza ladeada.

También existen algunos problemas congénitos, como las malformaciones y la hidrocefalia en perros, que pueden hacer que tu perro esté inquieto y no pare de moverse por casa.

Nuevamente, en todos estos casos, lo mejor que puedes hacer es buscar atención veterinaria lo más rápido posible para evaluar posibles trastornos neurológicos y poner en marcha el tratamiento más beneficiosos en función de sus necesidades.

Parásitos

Si percibes que tu perro está inquieto y se raca mucho o llora, también tendrás que considerar la posibilidad de que tenga parásitos internos o externos (pulgas, garrapatas o ácaros). Estos últimos suelen ser más fáciles de identificar, ya que sus mordeduras suelen dejar rastros en la piel del animal, o bien provocar enrojecimiento y otras señales de inflamación dérmica. Precisamente estas mordeduras suelen provocar picazón o molestias en el perro, haciendo que tenga ganas de rascarse constantemente y esté más agitado que de costumbre. Para confirmar o descartar la presencia de parásitos externos en tu perro, te aconsejamos revisar todo su cuerpo, sin olvidar aquellas regiones más “escondidas”, como la parte interna de las orejas y la parte inferior de las patas y la región entre los dedos.

Por otro lado, los parásitos intestinales pueden avanzar de forma silenciosa en el organismo del perro y solo provocar señales perceptibles en etapas más avanzadas. En este caso, debes prestar atención a los siguientes síntomas:

  • Alteraciones en las deposiciones, como diarreas, cambios de color o la presencia de cuerpos extraños, sangre o puntos blancos en las heces.
  • Vómitos.
  • Pérdida de apetito.
  • Pérdida de peso (puede ocurrir aún cuando el perro come una buena cantidad de alimentos).
  • Inflamación abdominal, que puede estar acompañada de dolor (tu perro tendrá la barriga hinchada y puede mostrar signos de dolor cuando tocas su región abdominal).
  • Palidez en las mucosas asociada a una anemia (suele aparecer en infestaciones más avanzadas).

Especialmente los cachorros que todavía no han sido desparasitados suelen sufrir infestaciones de parásitos intestinales. Además de la inflamación abdominal, es totalmente habitual observar que el cachorro está muy inquieto debido a las molestias. Por ello, es fundamental acudir al veterinario.

Ya sea que hablemos de parásitos internos o externos, la mejor estrategia siempre es la prevención. Para evitar que la salud y el bienestar de tu peludo se vean comprometidos, realiza las desparasitaciones con los productos más adecuados a su edad y características y con la frecuencia adecuada.

Estrés y/o ansiedad

Si tu perro está inquieto y agitado o jadea mucho y has descartado la posibilidad de cualquier patología, trastorno neurológico o infestación por parásitos, debes analizar su rutina y estilo de vida. No es una casualidad que estas conductas que denotan hiperactividad o nerviosismo aparezcan con mucha frecuencia en perros sedentarios o que viven en pisos pequeños y no cuentan con un ambiente enriquecido.

El sedentarismo y la falta de estimulación física y mental son algunas de las causas más comunes del estrés y la ansiedad en perros. Un perro estresado o ansioso tenderá a llevar a cabo una serie de conductas indeseables o peligrosas para aliviar la tensión que acumula en su organismo debido a la falta de una rutina adecuada de ejercicios, juegos y actividades que le permitan gastar su energía y expresarse de forma positiva. En esta situación, los tutores suelen alarmarse al ver que sus perros tienen un comportamiento alterado, pudiendo mostrarse muy nerviosos, dar miles de vueltas por casa o incluso volverse destructivos, rompiendo muebles y otros objetos del hogar. Si observas que tu perro está inquieto y jadea mucho o se lame, lo más probable es que esté estresado por alguno de los motivos mencionados, siempre y cuando, insistimos, se haya descartado cualquier problema de salud.

Pero los efectos negativos del estrés en perros pueden ser aún más graves, principalmente cuando la exposición a los factores estresantes se vuelve continua o permanente. Aquí nos encontraríamos con un caso de estrés crónico que suele afectar gravemente la salud física y mental del perro, pudiendo conllevar a problemas de conducta muy complejos, como la agresividad, o incluso a la aparición de estereotipias. Estas últimas consisten en movimientos o acciones realizadas repetitivamente sin un fin determinado, como puede ser moverse en círculos (sobre su propio eje), morderse el rabo, ladrar incesantemente o lamerse excesivamente.

Fuente: www.expertoanimal.com

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